“¡El Padre y la Madre celestiales vinieron a esta tierra para encontrarlo a usted!”

Esta es la fragancia de Sion de un miembre de la Iglesia de Dios Socied Misionera Mundial que cree en Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre.

YJ Park,  EE. UU.

Denver, la capital del estado de Colorado, Estados Unidos, está localizado en altas planicies, donde se pueden ver nubes grandes y hermosas que parecen estar tan cerca como si pudieran tocarse. El sol también está cerca, y en consecuencia es muy caluroso y sofocante. A veces hace demasiado calor como para salir a predicar.

Ese día, el sol abrasador estaba muy fuerte como de costumbre.
“Voy a transpirar mucho porque hace mucho calor. Probablemente afuera haya muy pocas personas.”
Por un momento me sentí desanimada. Pero al pensar en el Padre que salía a predicar el evangelio solo sin la compañía de ninguno de sus hijos, independientemente del calor o frío que hiciera afuera, salí a predicar junto con un miembro local. Animándonos mutuamente y diciendo: “De seguro hoy guiaremos un alma a Sion”, tocamos la puerta de la primera casa.

Se abrió la puerta y salió una señora. Le hablamos acerca de Dios Madre, mostrándole el versículo de la Biblia que dice: “Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre” (Gá. 4:26). Con los ojos ampliamente abiertos, nos invitó a pasar, diciendo que quería aprender más acerca de la Biblia.
Su nombre es Rhiannon. Nos dijo que había estado buscando a Dios, y que leía cuidadosamente la Biblia, consultado incluso diferentes versiones de la Biblia. Ya que su alma había estado muy sedienta de la verdad, aceptó inmediatamente la palabra de Dios.
Prometimos volvernos a ver el siguiente domingo. Desafortunadamente, olvidamos la cita. Después, perdimos contacto con ella. Arrepintiéndonos de haber sido negligentes con un alma, oramos ansiosamente para volvernos a encontrar con ella. Un mes después, pudimos volver a contactarnos.

Ella nos dio la bienvenida gustosamente al igual que cuando la encontramos por primera vez. Después estudió nuevamente la verdad acerca de la Madre celestial.
“La Madre celestial ha venido a esta tierra para encontrarla.”
De pronto, Rhiannon empezó a llorar con el rostro hundido en la almohada. Estaba muy sorprendida; lo que solo había escuchado en las fragancias de Sion estaba sucediendo ante mis propios ojos.
“Yo soy una pecadora… ¿Cómo pudo venir la Madre celestial…?”
“Aunque su hijo cometa un pecado, usted seguirá amándolo. ¿Puede dejar de amar a su hijo?”

Con gratitud en su corazón, Rhiannon vino a Sion con su hijo de tres años de edad, Brighton. En Sion, ella estudió la verdad del Padre celestial.
“El Padre celestial vino a esta tierra por segunda vez por usted y por mí.”
Otra vez Rhiannon lloró intensamente, y recibió la bendición de convertirse en hija de Dios bautizándose en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Brighton también se convirtió en hermano celestial, gritando fuerte “amén”.

La hermana Rhiannon trataba de encontrar algo que complaciera a Dios y lo hacía gustosamente aunque nadie le dijera que lo hiciera; ella se ofrecía voluntariamente para lavar los platos después de comer en Sion y ayudaba en muchas otras cosas más. Cuando veía un vídeo sobre el sacrificio del Padre y la Madre, lloraba un río de lágrimas. Cada vez que terminaba de ver un vídeo o de estudiar la palabra, oraba silenciosamente en el templo y después lloraba nuevamente en nuestros brazos.

Un día, vino a Sion después de su trabajo para estudiar la Biblia como era usual. Cuando estábamos cenando juntos después de estudiar, se le veía algo deprimida. Por eso le preguntamos si se sentía cansada, pero movió la cabeza en señal de negativa.
“En realidad, quiero estudiar más la Biblia.”
La hermana estaba tan ansiosa de estudiar la Biblia que no quería gastar ni siquiera un instante comiendo.

Ella celebró todas las fiestas de otoño, y recientemente llevó fruto. Oro para que sea una firme obrera del evangelio y comparta el amor que siente por el Padre y la Madre con muchas personas.
“Hermana, mientras usted estudia, saldré a buscar un alma que esté esperando a Dios, así como usted.”
“¡Buena suerte!”

Para la Madre que ora toda la noche por nosotros y siempre se siente ansiosa y triste por sus hijos que aún no han sido encontrados, no descuidaré ni una sola alma sino que predicaré ansiosamente a todos: “¡El Padre y la Madre vinieron a esta tierra para encontrarlo a usted!”