
Esta es la fragancia de Sion de un miembro de la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial que cree en Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre.
DY Oh, Corea
En mi niñez, cada vez que terminaba de comer, con frecuencia era reprendido por mi abuelo. Esto se debía a los granos de arroz que quedaban en mi tazón; yo no era bueno usando la cuchara, por esta razón era muy difícil para mí comer los pocos granos que quedaban.
“Necesitas saber cuánto se esfuerza un campesino para hacer crecer el arroz. Asegú-rate de comer todos los granos de arroz de tu tazón.”
Yo hacía lo que mi abuelo me decía, pero me quejaba en mi corazón.
“¿Qué hace tan especial al arroz? Todas las comidas, como los fideos instantáneos y los pasteles, son iguales. ¿Acaso solo el arroz es tan precioso y valioso?”
Como yo había nacido y crecido en la ciudad, raramente había estado en una aldea campesina. Por eso, no había tenido la oportunidad de comprender qué laborioso es el trabajo agrícola.
Al crecer más y aprender acerca de la agricultura en un libro, pensaba que había comprendido los esfuerzos de los campesinos hasta cierto grado. Cuando ingresé a la universidad, tuve la oportunidad de hacer una obra voluntaria en una zona rural con mis amigos. Cuando llegamos al campo, una pareja de ancianos estaba esperándonos. Al verlos, nos preguntábamos cómo podían trabajar siendo de avanzada edad.
“¡Ya que somos jóvenes, hagamos todo para ellos!”
Salimos a trabajar con mucha confianza. Sin embargo, ese trabajo no era una cosa fácil. Solo necesitábamos esparcir las semillas, pero no obtuvimos los resultados esperados. Por otro lado, empezó a dolerme la espalda y mis piernas comenzaron a tambalear. En la noche, estaba muy cansado como para moverme. La pareja de ancianos nos sirvió una sandía, y nos trataron con mucha calidez. Estábamos avergonzados y apenados porque pensábamos que no los habíamos ayudado mucho sino que solo habíamos sido servidos por ellos. Mientras estaba en mi cama, pensando que el trabajo agrícola era muy difícil, recordaba lo que mi abuelo me decía cuando era niño.
“Necesitas saber cuánto se esfuerza un campesino para hacer crecer el arroz.”
Comprendí lo mismo al llevar a cabo la obra del evangelio. Antes, yo pensaba que comprendía todo viendo un vídeo acerca de cuánto sufrimiento atravesaron el Padre y la Madre celestiales recorriendo el camino del evangelio. Pero comprendí que esto solo era algo literal basado en el conocimiento, después de tener una experiencia en la predicación del evangelio por medio de un viaje misionero de corto plazo.
“¡Ya que he sido aprobado por Dios para que se me confíe el evangelio, encontraré a muchos de mis hermanos y hermanas perdidos!”
Salí valientemente a un viaje misionero de corto plazo como si fuera a hacer algo grandioso. Atravesando momentos difíciles durante el viaje misionero, comprendí completamente cuánto se había sacrificado Dios para encontrar un alma. También comprendí que el Padre y la Madre fueron delante de nosotros y nos prepararon el camino.
La pareja de ancianos del campo no nos encargaron recoger los pimientos, preocupándose de que tal vez pudiéramos romper por error las ramas de las plantas de pimientos, porque nunca antes habíamos experimentado eso. Tampoco nos confiaron cortar la hierba, porque temían que nos asustáramos al aparecer de pronto una serpiente entre las plantas de frijoles. Solo esparcimos las semillas en el campo; no tuvimos mucho trabajo por hacer porque la pareja casi lo había hecho todo.
Dios, que es el Campesino espiritual, también ha preparado todo para nosotros y nos ha confiado la tarea que requiere muy poco esfuerzo. Nuestros esfuerzos son nada comparados con el dolor y el sufrimiento que nuestro Padre y nuestra Madre atravesaron al recorrer el camino del evangelio. Recorriendo ese mismo camino, puedo comprender un poco el sacrificio del Padre y la Madre. Así también para el cultivo espiritual, no podremos saberlo si no lo experimentamos. Antes que llegue el día que no podamos trabajar, quiero ganar mucha experiencia en el cultivo espiritual, que es la obra del evangelio, a fin de acumular premios en el cielo.
3 comentarios
Por eso Dios nos permitió que predicáramos. Así como podemos experimentar qué es lo que Dios pasó por salvar nuestras almas. También podemos sentir el amor de Dios cuando predicamos y tratamos de salvar almas. Podemos entender el amor y el sacrificio. Al final podemos comprender que Dios dio la bendición a nosotros para que podamos tener la salvación. Gracias a Cristo Ahnsahnghong y a Dios Madre.
Cuando yo era pequeña, pensaba que yo sé mucho realmente.
Igualmente, después de escuchar las palabras de Dios, también pensaba que yo sé todo.
Pero después de predicar a muchas personas, entendí que mi conocimiento no es todo.
Ahora conozco que Dios Padre y Dios Madre buscaron a mi cuando hacia calor o frio aunque tenía el dolor y el sufrimiento.
Todavía no sé todo qué grandes es el sacrificio del Padre y de la Madre Celestiales.
De ahora en adelante, voy a esforzarme en la predicación del evangelio para entender el amor del Padre Ahnsanghong y la Madre Jerusalén.
Es la fragancia de Sion que hace pensar muchas cosas.
Cualquiera Si no lo experimentamos directamente, no podremos saberlo
Dios Padre Ahnsahnghong y Dios Madre (la Madre Celestial) vinieron a esta tierra en la carne para predicarnos, para salvarnos.
Por lo tanto, cuando nos esforzamos para salvar aun un alma según el ejemplo de Dios, podemos comprender el gran amor y el sacrificio de Dios Padre Ahnsahnghong y de Dios Madre (la Madre Celestial).
Dios nos ama mucho.
Venga a la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial (IDDSMM) y Reciba la Vida eterna.