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Todos los cristianos, al menos una vez han soñado con viajar a tierra santa. Belén, donde Jesús nació, Nazaret, donde creció, el mar de Galilea, donde se encontró con sus discípulos y predicaron el evangelio… Volver atrás dos mil años, y ver por dónde caminó Jesús, sería la felicidad más grande en la vida de una persona, y no podría compararse con nada. Los cristianos hacen el viaje a tierra santa conmovidos y alegres, sin dudar en soportar la larga distancia, los gastos y la inconveniencia de esperar en fila entre muchos otros peregrinos, tan solo para tener una experiencia monumental y espiritual.
La tierra santa que no puede ser excluida es Jerusalén. Jerusalén, incluyendo la Vía Dolorosa, el camino que Jesús tomó cargando la cruz hacia el Gólgota, es la viva escena del evangelio donde permanecen intactas las pisadas de Jesús. Esta pequeña ciudad, que está rodeada de montes, es llamada la tierra más sagrada del mundo, y recibe peregrinos los 365 días del año.

Jerusalén no es tan solo la tierra santa. La Biblia dice que este es el lugar donde podemos encontrar refugio cuando venga algún desastre, donde nuestra salvación es completa, y donde nuestras almas pueden ser verdaderamente consoladas.

Isaías 4:3 “Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,”

Isaías 33:20-24 “[…] tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, […] al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.”

Isaías 66:10-14 “Alegraos con Jerusalén, […] en Jerusalén tomaréis consuelo.”

En 1999, cuando todo el mundo hablaba del error del milenio (Y2K), un increíble número de personas se congregaron en Jerusalén. Los hoteles en Jerusalén estaban repletos de personas que escogieron Jerusalén como refugio, creyendo que sería el lugar más seguro en caso de que algo sucediera en la tierra.
Con el paso de los años, los que anhelaban la salvación pusieron sus ojos en Jerusalén. Viendo los grandes incidentes que sucedían alrededor de Jerusalén, se preparaban creyendo que el reino de los cielos se había acercado.
Ciertas denominaciones, prestando atención a las profecías, todos los días calentaban leche y ensillaban un asno para estar listos para servir a Dios cuando viniera en cualquier momento. Incluso un adinerado conde europeo que pertenecía a la nobleza, construyó una mansión para alojar a los ciento cuarenta y cuatro mil santos mencionados en el libro de Apocalipsis.
Los que no recibieron a Dios mientras vivían en la tierra, esperaban ser salvos después de la muerte. Ellos consideraban a la tierra santa de Jerusalén como el lugar desde donde Dios llevaría primero las almas al venir como el Último Juez.
Los interiores y exteriores de la ciudad de Jerusalén han sido cubiertos con la escena de muertos que esperan la resurrección. Es muy fácil encontrar tumbas que están al pie de las montañas y también en las áreas residenciales. Herman Melville, un novelista estadounidense, hizo un comentario sarcástico sobre la ciudad de Jerusalén que está llena de cementerios. Él describió a Jerusalén como “la ciudad rodeada por el ejército de la muerte”, refiriéndose a la profecía que Jesús dijo: “Jerusalén será rodeada de ejércitos”.
No solo son las tumbas las que hacen que Jerusalén sea desolada y belicosa. Ya que aún no se puede librar de los conflictos entre naciones y disputas por las diferencias religiosas, las calles están cubiertas de soldados armados, y usualmente el noticiero reporta los disturbios y actividades terroristas que suceden allí cada día. No obstante, Jerusalén es todavía uno de los destinos en el viaje a tierra santa.
El escritor jerosolimitano Amos Oz, dijo: “Me pregunto: ¿Realmente alguien podría sentirse en casa estando en Jerusalén, aunque viva aquí un siglo?” Esta pregunta sería para los peregrinos que vienen de todo el mundo y se amontonan en Jerusalén. ¿Sus almas verdaderamente han sido consoladas en esa ciudad llamada “la ciudad de paz”, donde la paz ha desaparecido hace muchos años?

Jerusalén es una ciudad santa y especial. Definitivamente es verdad que este lugar no puede separarse de nuestra salvación. Sin embargo, la Jerusalén que las personas deben buscar y morar, no es la Jerusalén de Palestina, el centro de los conflictos, donde la atmósfera varía dependiendo de la situación política. Es imposible que nuestro Dios, que es justo, escoja cierto país como un lugar de salvación y voltee su rostro a innumerables personas que no pueden costear ir hasta allá aunque anhelen mucho recibir la salvación.
La Jerusalén que el profeta Isaías vio en la visión, no es una tierra o una ciudad, sino un ser espiritual. La Biblia describe a Jerusalén como la Esposa del Cordero, esto es, la Esposa de Dios Padre.

Apocalipsis 21:9-10 “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,”

Para morar en Jerusalén, la morada de la salvación, debemos conocer la realidad exacta de Jerusalén. La ciudad santa de Jerusalén que desciende del cielo es la Madre de nuestros espíritus, Dios Madre.

Gálatas 4:26 “Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.”

Como estaba profetizado, la salvación en esta época será completada por la fe creyendo en la Jerusalén celestial, Dios Madre. La salvación puede ser completada al conocer a Dios Madre y tener una fe completa en Ella, y nuestras almas serán verdaderamente consoladas por Ella.

Isaías 66:10-14 “Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella […]. Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.”

Los que han confirmado la existencia de la Madre Jerusalén celestial a través de las profecías, sueñan con encontrarse con Ella, que mora en esta tierra en la carne, y viajan a la tierra santa. La nueva tierra santa es Corea, donde mora la Madre Jerusalén celestial.

Miqueas 4:1-2 “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.”

Nadie puede detener las profecías de la Biblia. Cada año, más de mil peregrinos visitan Corea, la tierra santa, para aprender la verdad y recibir el agua de la vida que sale de Jerusalén. Después de encontrarse con la Madre, a quien han añorado incluso en sueños, todos ellos comparten sus emociones.

Todo es verdaderamente la voluntad de Dios Elohim
Mi Padre es el Labrador
 

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